Enrique Valdivia
En los medios y en varios sitios de la red nos encontramos una campaña por la cual el voto nulo exige tener una pertenencia en las elecciones de la naturaleza que le da origen: el rechazo a candidatos que no responden a las necesidades de las personas. En este punto hay algo interesante, sobre todo porque en algunos casos quien llama a este rechazo son grupos que vienen con una organización previa que ha logrado cohesionar a otros movimientos. Esos merecen un respeto porque trabajan bajo una premisa clara que es la movilización y la organización en contra del sistema neoliberal.
Hablar de un movimiento donde solo se tiene de referencia el odio que se puede justificar por las malas acciones de los “representantes populares”, deja fuera varios elementos, pero el más importante es tener la ingenuidad que el voto nulo hará cambiar la actitud de los políticos que han privatizado varios sectores del país y tienen un proyecto muy claro.
Pensar que el voto nulo debe de estar sostenido en el repudio solo a los políticos sería en un principio un generador de sentimientos adversos y que es posible que motive a gente que hasta este momento participa, que lo realice. En realidad la posición de estos políticos es por varios factores y entre ellos ha sido precisamente la nula participación política de las personas. Cuando llegamos a los momentos álgidos de procesos electorales muchos se quejan de los políticos. Pero que sucedió durante los tres años o seis años anteriores.
Qué sucede realmente ¿Por qué hemos llegado al punto donde se cuestiona el sistema electoral? Porque es muy poca la relación entre representante y representado. Esto tiene un origen y se llama sistema neoliberal, que haciendo uso de recursos otorgados a estas malas administraciones ha deformado la educación cívica de los ciudadanos. ¿A dónde nos llevó? A personas menos interesadas en las políticas públicas y con poca capacidad de organización.
Antes de pensar en el voto nulo, tendremos que rescatar algo con mucha mayor importancia que es el trabajo por la educación del ciudadano y la generación de participación no en el contexto de reproche ni de rechazo, sino en el compromiso de una transformación de cómo se hacen las cosas en este país. Para ello ya hay movimientos que a nivel nacional tienen un proyecto alternativo de nación y aunque a algunos les cueste reconocerlo, Andrés Manuel ha ido construyendo al lado de miles de personas a través del país un movimiento con propuestas muy claras: la transformación política del país.
Así mismo nos encontramos con la Otra Campaña, que ha dado una pelea férrea fuera de los reflectores y en varios frentes, pero que es momento también de dar una vitalidad a su movilización.
Y como estos ejemplos muchos más en nuestras localidades. La cuestión más indispensable para la dirección de un movimiento social no está basada en reproches. La situación de los partidos y políticos en la actualidad en parte somos responsables, por dejar durante mucho tiempo el voto como un cheque en blanco. Ahora el golpe nos llega de frente por una crisis económica anunciada desde hace tiempo y por una situación de inseguridad que deja muy mal parado al gobierno y a nosotros con una zozobra constante. La determinación que congregue a la gente a adherirse a un movimiento social debe estar fundamentada principalmente en contra de este sistema neoliberal y en tener clara la lucha de clases. La otra es el tiempo que tarde en madurar un amplio sector de la población que durante muchos años ha sido noqueada por los medios masivos de comunicación, que se ha quedado sin espacio en la educación pública y aquella que aun siente que la patria se representa en la selección nacional.
druidaenresistencia@gmail.com
Voto nulo
Publicado por
Coordinador de la Red Sinaloa
en
22:53
Etiquetas:
democracia mexicana,
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